Ay, amiga... En la escuela primaria, siempre llevaba veinte centavos para comprar durofrío, lo vendían de cualquier fruta y no importaba... Yo llevaba siempre mi vasito plástico y allí me lo comía de merienda. Cómo dices, no quitaba el hambre pero si que se disfrutaba. Ya en la carrera de Medicina, en unas BET, en un campamento en un campo muy intrincado, volví a ver los durofríos... Y ni sopresa mayor, es que viviendo en Venezuela, encontré que es muy normal tomarlos, incluso lo prefieren a los helados, y les tienen diferentes nombres en dependencia de la forma.
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