Amiga entiendo perfectamente ese sentimiento cuando se trata de playa o piscina. Justamente por eso insistí tanto en que mis hijos aprendieran a nadar desde pequeños. Uno puede protegerlos cuando están chiquitos, pero cuando crecen y empiezan a salir con sus amigos, justo ahí empieza la verdadera tortura para uno como mamá.
Y hablando de tortura deliciosa esas empanadas y esa malta impelable son el dúo perfecto. No hay forma de resistirse, ¡es parte del ritual de ese rincón de nuestra isla llamado "Pampatar" gracias por compartir amiga. Saludos y Bendiciones