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Making hallacas is, for me, like giving my land and my family a hug. Making hallacas at my grandmother’s house was a whole day full of anecdotes. I can say that my assigned “department” was chopping the aliños 😂 and I never left that station—except for one Christmas 🎄 when they let me sit with the grown-ups to assemble them. Apparently, that was a misunderstanding, because the following year they sent me back 🥲 to my old department.
I come from a very large family, so we never made just a few hallacas—at least 100 or 200. Here in Lima, it’s very common to buy them around this time of year. I only dared to make hallacas once with my boyfriend, and it was a huge odyssey 🙆 that we never repeated.
But this year is different—mom is here, so we decided to make them. So far we have 25 hallacas (minus 6 “test ones” that we already ate 🤭). They’re honestly delicious. We still need to make another batch because we have filling and leaves left, but we ran out of flour.
For this filling, we found ingredients that really take the flavor to another level: sweet pepper (ají dulce) and olives with paprika 🤤—I feel they gave it an amazing touch.
For my mom, it’s also been an interesting experience because she used to be in the “tying department” 😂, so she had to learn other roles. Being part of this family activity and tradition is so much fun. Hallacas are the perfect excuse to see families gathered together—each one with their own tastes, flavors, and ways of making this dish. So many stories and shared laughter.
Every time this season comes around, I’m transported back to the little girl who watched her aunts sitting together doing the work. In my family, this is a women’s tradition. It was very rare to see men come near the kitchen while the process was going on.
Hacer hallacas para mí es un abrazo a mi tierra y a mi familia. Las hallacas en casa de mi abuela eran una jornada llena de anécdotas, puedo decir que mi departamento fue el de picar aliños 😂 y de ahí no salí a excepción de una navidad 🎄 que me dejaron sentarme a armar con los grandes pero al parecer eso fue una confusión porque al siguiente año me devolvieron 🥲 al antiguo departamento.
Vengo de una familia muy grande, así que no se hacían pocas hallacas, mínimo unas 100 0 200 hallacas. Y acá en Lima es muy común que en estás fechas se compren. Una sola vez me atreví a hacer hallacas entre mi novio y yo y fue una odisea enorme 🙆 que no repetimos.
Pero este es un año diferente, mami estaba acá así que decidimos hacer. Hasta el momento van 25 hallacas (-6 de prueba que ya comimos 🤭) están buenísimas la verdad. Y falta hacer otra tanda porque nos quedó guiso y hojas, pero faltaba harina.
Para este guiso hemos encontrado cosas que le dan un sabor de primera: ají dulce y las aceitunas con pimentón 🤤 siento que le dieron un toque muy bueno.
Para mí mamá también ha sido una experiencia interesante porque ella era del departamento de amarrado 😂 así que le tocó aprender a hacer otras funciones. Es muy muy divertido formar parte de esta actividad familiar y tradición, la hallaca es la excusa perfecta para ver familias reunidas. Cada uno con sus propios gustos, sabores y formas de hacer este platillo. Tantas historias y risas compartidas.
Siempre que llega esta temporada me transporto a la niña que veía a sus tías sentadas haciendo las labores. En mi familia esta es una tradición de mujeres. Era muy raro ver a los hombres acercarse a la cocina cuando estaba la faena.
¿Y tú cómo vives esta temporada? ¿Cuál es la tradición en tu casa?
Cover, gifs: CanvaPro
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